Jarina

La Jarina, también conocida como Tagua, es el fruto de una palma que prospera en las exuberantes selvas tropicales de América del Sur. Cada semilla es única, con patrones y colores naturales que la convierten en una obra de arte. Esta semilla es apreciada por su belleza estética y también valorada por su versatilidad y sostenibilidad.

De tallo corto o acaule, la Jarina es una palmera solitaria que puede alcanzar los 5 metros de altura cuando es adulta. Fructifica una vez al año y cada ejemplar de la especie produce, en promedio, de 6 a 8 racimos que pueden alcanzar el tamaño de un cráneo humano. A medida que maduran, estos racimos caen al suelo, donde las semillas de Jarina se separan de su capa exterior y se secan al sol. Este proceso natural de recolección permite una cosecha sostenible y respetuosa con el medio ambiente, que ha sido practicado por generaciones en las comunidades locales de la región amazónica. Sus flores esparcen por el bosque un intenso e inconfundible perfume.

Además, la Jarina es una alternativa sostenible al marfil animal, ya que su cosecha no perjudica a las poblaciones de animales salvajes, a diferencia de la obtención de marfil mediante la caza ilegal de elefantes. Las poblaciones en Brasil mantienen relaciones socioeconómicas sólidas con esta especie, debido a que es conocida como “el marfil vegetal” y posee un considerable valor económico. Las propiedades físicas que permiten comparar la almendra de la Jarina con el marfil son conocidas desde principios del siglo XX, cuando la semilla fue ampliamente utilizada en la fabricación de botones.

La Jarina se destaca como un recurso valioso tanto cultural como económico, siendo esencial su conservación para garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas amazónicos y el bienestar de las comunidades que dependen de ella.

Símbolo inspirador de resistencia y resiliencia

La semilla de Jarina, al igual que la gran mayoría de las semillas, además de proteger contra energías negativas y espíritus malignos, también ejerce un poderoso simbolismo entre los pueblos indígenas amazónicos, representando una narrativa de resistencia y resiliencia.

Considerada como una planta que florece en entornos desafiantes de la selva, la Jarina personifica la capacidad de superación ante las adversidades de la vida. Para estas comunidades, la Jarina es un símbolo inspirador de persistencia, recordándoles la importancia de enfrentar los obstáculos con coraje y determinación, y de encontrar fuerza en la conexión con la naturaleza.

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@badara.ecojoyas

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